Conoce a tu pareja: Personalidad narcisista
- Anna
- 29 oct 2016
- 2 Min. de lectura

El término narcisista implica algo más que el simple egocentrismo. Significa que el sujeto hipervalora su capacidad personal; que dirige sus afectos hacia sí mismo, en lugar de dirigirlos hacia los demás y que espera que los demás lo valoren como él se valora a sí mismo.
La confianza en sí mismo y un altanero aire de superioridad le conducen al éxito y provocan la admiración de nuestra sociedad, necesitada de ídolos.
El problema radica en si esa falsa omnipotencia, que el sujeto cree ver en sí mismo, posee base real y si su altanería crea malestar en los demás.
Sin embargo, el egocentrismo de los narcisistas no conlleva hostilidad y animosidad hacia los que le rodean, a pesar de considerarse por encima de convencionalismos y de la ética del grupo social al que pertenece. Espera simplemente que todos se sometan a sus deseos para colmar su narcisismo de comodidad y bienestar.
Cree que tiene derecho a que les sirvan y que sus deseos deben prevalecer sobre los de los demás pero no manipula con el fin de obtener beneficios, sólo que es incapaz de corresponder.
Es optimista y despreocupado. Aunque algunos lo pueden considerar como imperturbable y satisfecho, para la mayoría es inmodesto, presuntuoso, fluctuante y orgulloso. Por otra parte, los demás no ven en lo que se puede apoyar su vanidad.
Los sueños de éxito y gloria caracterizan gran parte de su tiempo. Parece faltarle humildad. Cuando la realidad se presenta con toda su crudeza e incluso aparecen pequeñas responsabilidades (familiares, por ejemplo) éstas le turban y destruyen su sueño de ser una persona con cualidades casi divinas. Es capaz de movilizar coartadas para no realizar trabajos familiares como “cambiar los pañales al niño” o “bajar la basura ocasionalmente”, ya que está convencido de la superioridad de su persona.
Su comportamiento se forjó en su infancia. Muchos padres consideran a su hijo como ‘un don del cielo’ por lo tanto regalan, consienten y adulan a su hijo. Aprende que cualquier deseo suyo es una orden para los demás, que puede recibir sin dar y que merece el reconocimiento de todos sin esforzarse en conseguirlo. No adquiere el sentido de la responsabilidad interpersonal, ni la habilidad para participar en el “toma y daca” de la vida cotidiana.
Considera que tu pareja es como un astro de cine, acostumbrado a sentir la admiración de todos aunque no es necesario que tenga una gran presencia física. Si eres diferente tendrás que acostumbrarte, o no, a vivir con una "estrella". Su falta de responsabilidad por ser superior a los demás, implica que tienes que esforzarte por bajarlo a la tierra con solicitudes de que se implique en las actividades que compartáis. Eso si, sin presiones excesivas, porque será contraproducente. La relación que mantenéis debe ser sólida para que él pueda acceder a lo que tú aspires.
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